Mi vida aparece desordenada sobre esta mesa. Recortes de periódicos, compactos de música, bolígrafos sin tinta... Y un libro de Saramago cuya lectura concluiré en breve. Es la fotografía de una tarde de domingo. Por eso hago clic y guardo este momento en mi álbum de los recuerdos.
Ahora, mientras cae la noche, pienso en lo que esta semana ha dado de sí. Dejo atrás un viaje a Madrid, un reencuentro con viejos amigos, un concierto de Pearl Jam y unas cuantas cervezas en un sucio garito para cerrar un jueves memorable. El viernes, almuerzo y despedida. El tren regresa a Sevilla. Cae la tarde. Ana me espera en la estación. Cena para dos. Ya es sábado y hay que madrugar. Día de campo para pedalear a través de la Sierra Norte de Sevilla, recorriendo la Vía Verde que une el Cerro del Hierro y la estación de ferrocarril de Cazalla-Constantina. Habrá que repetir en primavera, cuando el sol apriete menos y todavía queden ganas para repetir. Y poco más. Salvo que en ciertas tardes de domingo me da por pensar en cosas como éstas.
10.9.06
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2 comentarios:
vaya, pues yo apenas sobrevivi al concierto... pásate por las TermóPilas para ver cual es tu opinión...
maricaaaaa!!! Viejo, me has llamado viejo? Qué perro que eres. A ver si podemos quedar más a menudo, que está bien.
Un abrazo, Yors Cluni.
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