29.9.06

Ya somos más viejos, Chencho

Vivimos el presente con dignidad y optimismo, pero a menudo nos da por recordar tiempos mejores. Lo hacemos entre risas, con la confianza que nos otorga lo vivido, con la certeza de que merece la pena celebrar algo, con la convicción de que siempre hay algo que celebrar. La fiesta puede comenzar un día cualquiera. Basta el rugido de una guitarra y algunas cervezas. Sólo entonces afloran los recuerdos. Y soñamos con viajar a lo largo y ancho de este mundo, con una cámara colgada al hombro y un cuaderno de notas en el bolsillo, como en otros tiempos.

Mi buen amigo juró que algún día regresaría a Guatemala. No dudo que así será. Quién sabe si en la próxima ocasión yo estaré a su lado, contemplando atardeceres en Tikal o a bordo de una lancha, atravesando el Lago de Atitlán. Nos queda mucho tiempo por delante, pero es difícil presagiar una segunda parte para aquella aventura inigualable. En Guatemala aprendí a convivir con el destino, llené mi maleta de recuerdos y regresé a mi rutina de cada día en este lado del atlántico. Allí, también, gané un amigo.

Siempre soñó con ser corresponsal de guerra, pero de momento se conforma con vivir pegado a su cámara, aquí o allí. Son casi inseparables. Ella y él.

Hoy es su cumpleaños. Por delante, toda una vida. El camino será largo, pero merecerá la pena recorrerlo a su lado. Sólo sus amigos le llaman Chencho. Y todos los que compartimos ese honor sabemos, precisamente, que los amigos verdaderos se pueden contar con los dedos de una mano. Él es uno de ellos. Chencho, cabrón, cómo te quiero.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Quizá el mejor regalo de cumpleaños...no dudes que iremos juntos denuevo a guate.
Yo tb os quiero cabroncete¡ pero sin mariconadas¡¡